El lunes volvimos al Lago de la Casa de Campo que no surcábamos desde el comienzo del confinamiento, el 12 de marzo.
Los protocolos que organizan el flujo en embarque y desembarque, la presencia de la mascarilla en tierra, el orden en la entrada a las naves y la fumigación con los «botijos a presión» con desinfectante se convirtieron en normales a los pocos minutos.
La incomodidad de no tener vestuarios ni baños se ha solucionado rápidamente. Todos venimos cambiados, meados y c…, de casa y la vuelta se hace con mas ganas para ducharse.
Los pisteros arrancan haciendo kilometros despacio, los turistas picandose en cada boya y los kayak-poleros, siguiendo fieles a la pesadilla que les acompaña, poniendo a punto campos y porterías.
También la escuela comenzó con el aforo un poco reducido, grupos de seis y el sur-yoga arrancara en breve.
La rareza la aportaron los kayak-poleros que estrenaban su pantalla de protección facial unida a la rejilla del casco. Esta medida nos impedirá disfrutar de la belleza de sus rostros tras la lamina de poli carbonato, afición muy extendida en las orillas del Lago
Ahora a seguir siendo responsables guardando la distancia interpersonal marcada, desinfectar todo y máxima higiene para disfrutar con nuestro deporte.
Cualquier duda que os surja preguntar a los técnicos del club o a los operarios del Ayuntamiento que como es normal están siempre al pie del cañón.